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lunes, 27 de enero de 2014

Introducción a la filosofía de inversión empresarial

Todos soñamos con hacer grandes inversiones con los fondos que disponemos y acudiendo a líneas de crédito bancarias para completar innovadores planes de negocios. 

Generalmente pretendemos invertir una gran cantidad de tiempo y recursos en estas tareas. A pesar de hacer nuestros mayores esfuerzos, la mayoría fracasamos en nuestro intento de ser uno más de los inversores "promedio". Sin embargo, seguimos intentándolo con la esperanza de convertirnos en una leyenda. Leemos las palabras escritas por y sobre los inversores exitosos, deseando encontrar en ellas las claves que podamos replicar para convertirnos en millonarios rápidamente.

En nuestras búsquedas, sin embargo, los empresarios estamos ahogándonos por contradicciones y anomalías. 

La filosofía de inversión es una forma coherente de pensar acerca de los mercados, cómo trabajan y los tipos de errores que constantemente subyacen en el comportamiento de los empresarios. 

La mayoría de los empresarios no tiene ninguna filosofía de inversión y lo mismo puede decirse de muchos asesores de inversión profesional. Los empresarios consistentemente sobreestiman el valor de crecimiento y subestiman el valor de los activos. El análisis de la eficiencia o la ausencia del mercado igualmente son requeridos para que la filosofía de inversión sea exitosa. 

Muchas de las estrategias de inversión están diseñadas para aprovecharse de errores cometidos por algunos o todos los empresarios y la valoración de las acciones de sus empresas. Esos errores son conducidos, en gran medida, por suposiciones básicas del comportamiento humano.

Una estrategia activa pretende que el empresario pueda invertir en una empresa y tratar de cambiar la forma en que la compañía está dirigida para hacerla más rentable y más valiosa. Los fondos de capital riesgo pueden calificarse como inversores activos ya que no sólo toman posiciones de empresas prometedoras, también la proveen de intangibles importantes para las políticas de explotación y desarrollo de sus empresas. 

En particular, el éxito para inversores empresariales debería basarse en:

Aversión al riesgo: algunas estrategias son inherentemente más riesgosas que otras pero,  los rendimientos probables también son mayores.

Tamaño de su cartera accionarial: algunas estrategias requieren grandes carteras accionariales para el éxito, en cambio, otros trabajan a menor escala. En muchas ocasiones depende la las capacidades económicas y cuotas de mercado en el sector al que el inversor pertenezca.

Horizontes de tiempo: algunas estrategias de inversión empresarial se basan en horizontes de largo plazo, mientras que otros inversores requieren horizontes mucho más cortos. Si están invirtiendo fondos propios, su horizonte de tiempo está determinado por sus capacidades personales y sus requerimientos de liquidez para amortizar líneas de crédito.

Situación tributaria: Puesto que una porción del dinero generado por la empresa termina yendo a manos de los recaudadores de impuestos, esto tienen una fuerte influencia sobre las estrategias de inversión e incluso la filosofía de inversión que adopte. 

Las filosofías de inversión adecuadas reflejarán fortalezas y debilidades del empresario inversor. No puede haber ninguna filosofía de inversión que puede etiquetarse como "la mejor" para todos los inversores.

Para ser un empresario exitoso, no solo debe considerar los mercados, también debe examinar sus fortalezas y debilidades para idear la filosofía de inversión empresarial que mejor se adapte a sus condiciones. Los inversores sin convicciones tienden a vagar de estrategia en estrategia, creando costos de transacción e incurriendo en pérdidas como consecuencia de ello. 

Los inversores con estrategias claramente definidas tienden a ser más coherente y disciplinados con la toma de decisiones de inversión empresarial.

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